La Trágica Historia de un Ganador de Lotería: Millones y Muerte
El hombre que ganó la lotería y su vida se volvió una pesadilla. En Estados Unidos, se está debatiendo la idea de mantener en secreto a los ganadores de los millones de la Lotería, con el objetivo de preservar sus identidades y así brindarles mayor seguridad. Esta iniciativa ha sido aprobada por los diputados y senadores, y espera la promulgación del gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Uno de los casos que impulsó este nuevo proyecto es el de Abraham Lee Shakespeare. Después de ganar 30 millones de dólares en la lotería nacional, su vida estuvo en peligro debido a la exposición de su identidad. Este caso ha sido uno de los más recordados en Norteamérica debido a las trágicas circunstancias que lo rodean.

Un Premio que Terminó en Asesinato
La historia de Shakespeare se vuelve más inquietante con la figura de Dorice Donegan Moore, una mujer de 49 años actualmente encarcelada. En una entrevista, Moore afirmó que identificar públicamente a los ganadores de lotería pone sus vidas en riesgo. Curiosamente, ella misma cumple una condena por asesinato desde 2012, tras haber matado a Abraham Lee Shakespeare en 2009.
Moore conoció a Shakespeare bajo el pretexto de escribir un libro sobre él y lo convenció de que le ayudara a manejar lo que quedaba de sus ganancias de lotería. En ese momento, él había gastado gran parte de su fortuna ayudando a familiares y amigos. Según testimonios, Moore retiró un millón de dólares de las cuentas de Shakespeare y lo gastó en lujos como vehículos y vacaciones.
La Trágica Conclusión
Abraham Lee Shakespeare fue encontrado muerto con dos disparos en el pecho, enterrado bajo una losa de hormigón en el patio trasero de una casa que Moore había adquirido. Su historia ha resaltado la necesidad de proteger la identidad de los ganadores de lotería, evidenciando cómo un cambio en la vida, que debería ser motivo de celebración, puede convertirse en una pesadilla mortal.
Este caso ha abierto un debate sobre la seguridad de los ganadores de lotería y la responsabilidad de las organizaciones que administran estos juegos de azar. La historia de Shakespeare y Moore sirve como un recordatorio escalofriante de las consecuencias inesperadas que pueden surgir de la fortuna repentina.